En el debate se desperto una nueva polemica sobre mezclan aspectos éticos y científicos.
Según
David Prentice, del Family Research Group, el material obtenido a través de la
técnica “ya es un embrión al cual se le deja desarrollar por unos días y luego
se le destruye (…) El problema ético es la creación de vida humana
específicamente para destruirla en estos experimentos”.
A
esto se suma otro temor: que el embrión no se destruya para obtener células
madre, sino que se implante en un útero, para que crezca como ocurrió con
Dolly.
Al
respecto, Mitalipov considera que esta técnica, que demuestra en la práctica la
posibilidad de hacer una clonación con fines terapéuticos, “es improbable que
permita la clonación de seres humanos, lo que se conoce como clonación
reproductiva, porque se ha demostrado en monos que dichos embriones no son
viables con ese objetivo. Los avances que se producen en el campo de la
transferencia nuclear siempre despertarán un debate público sobre la ética de la
clonación humana, y este no es nuestro objetivo ”.
Tadeiusz
Pacholczyk, director del Centro de Bioética Católica Nacional (Filadelfia), no
mostró extrañeza ante el hallazgo y aseguró: “Todo el mundo estaba esperando que
este día llegara; debería ser la solución para las objeciones morales planteadas
durante años”.
Mi punto de vista estoy de acuerdo con Mitalipov por que considera que esta técnica, que demuestra en la práctica la posibilidad de hacer
una clonación con fines terapéuticos, “es improbable que permita la clonación de
seres humanos, lo que se conoce como clonación reproductiva, porque se ha
demostrado en monos que dichos embriones no son viables con ese objetivo. Los
avances que se producen en el campo de la transferencia nuclear siempre
despertarán un debate público sobre la ética de la clonación humana
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